Esta es una de esas piezas musicales que necesitan imperiosamente de un o una protagonista. En este caso, Saray hace a la perfección el papel de conductora de la canción.
Para una orquesta formada por 142 niñ@s, supone un reto tremendo organizar y llevar al escenario un tema como este, pues está cargado de cortes, entradas y salidas y hay que coordinar mucha instrumentación a la vez que mucho diálogo entre coro y solista.
El coro hizo a la perfección su labor, dando una fuerza tremenda a los estribillos y convirtiendo el diálogo en fluido y divertido.
Los instrumentistas hicieron su trabajo con una perfección incontestable, volviendo a superar pasadas ediciones y haciendo que TODO suene mejor...cada vez mejor.
En el apartado técnico no es menos difícil, pues nuestras limitaciones son, la mayoría de las veces, las barreras que nos hacen sonar mejor o peor. Y no digamos ya con el vídeo. No quiero imaginarme lo que habrán pasado nuestros cámaras Manuel y Pastor para intentar pillar a través del minúsculo objetivo todos y cada uno de los instantes de esta actuación (son muchos detalles para sólo 2 cámaras).
En mi opinión, el resultado es bastante bueno en todos los sentidos: interpretación, sonido, vídeo...y sobre todo en emoción.
Para deleite de grandes y pequeños, os dejamos el vídeo del pasado concierto.
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