viernes, 28 de septiembre de 2018

"Mamá, papá: no he entrado en el coro". Estrategias para abordar un sentimiento de rechazo.

Foto: Enrique Montaño Cambil
Cada comienzo de curso se repite una situación que me resulta especialmente desagradable. Es una de las cosas que peor llevo de mi trabajo. Tener que decirle a algunos niños y niñas ilusionados que aún no pueden participar en el Coro MA.

Es todo un privilegio y una señal de excelente salud del proyecto que cada año, un montón de niños y niñas se presenten a las pruebas de acceso al coro. Estas pruebas se han convertido para todos en el primer obstáculo a vencer para formar parte del proyecto. Me conmueve ver cómo muchos de ellos/as vencen sus miedos para enfrentarse a estas pruebas. Para todos ellos, mi felicitación y aplauso.

Luego viene la parte fea, esa en la que hay muchas más solicitudes de las que podemos abarcar por cuestiones organizativas y pedagógicas. Hay un cierto número, por encima del cual, el proyecto no puede realizarse, ni sostenerse. Y como no queremos que se vaya al traste, no queda más remedio que seleccionar alumnado mediante unas pruebas específicas. 

Sabemos perfectamente que para muchos de los alumnos no seleccionados, es un momento muy duro, y un trago difícil para la familia en muchos casos. Por eso esta entrada no va encaminada a justificar esa selección, que aunque desagradable, es estrictamente necesaria, sino a dar algunas sugerencias para ese alumnado que tiene que pasar por esta experiencia de no ser seleccionado. Ni que decir tiene que, estas sugerencias, pueden ser válidas para muchas otras situaciones similares, así que, vamos allá.

Sugerencias para abordar un sentimiento de rechazo.

1. Aceptar y acompañar este sentimiento.

A nadie le gusta ser rechazado (en este caso, no admitido), es una situación que viene acompañada de un dolor interior. Es  inevitable, y lo que menos necesita oír una persona en esta situación, por parte de los que le rodean, es negar sus sentimientos. Ese típico "no pasa nada" no es solo incorrecto, sino que también es una forma de distanciar emocionalmente a la persona que sufre. En su lugar, es mucho más aconsejable utilizar palabras de comprensión y apoyo empático, como por ejemplo: "entiendo cómo te sientes", "veo que estás muy triste", "yo en tu lugar también lo estaría"...por poner un ejemplo. La cercanía emocional e incluso física es mucho más reconfortante. Un buen abrazo ayuda a digerir mejor los malos tragos.

Obviamente, hay que respetar un tiempo de asimilación. Inmediatamente después del hecho en cuestión, la persona afectada no está en condiciones de comprender racionalmente lo que ha ocurrido, y menos aún en el caso de niños pequeños. Se encuentran en situación de desbordamiento emocional.

De este modo, una vez respetado ese tiempo de asimilación, que es variable según cada personalidad, llega el momento de hablar sobre el tema.

2. Una vez pasado el sofocón, hablar con calma de lo sucedido.

Es muy recomendable, una vez que vemos que nuestro hijo/a se encuentra ya más receptivo/a, hablar con él/ella sobre lo sucedido. Es importante indagar y bucear en los sentimientos que hemos experimentado y ponerles nombre a las emociones que se han generado.  Entonces podemos buscar conjuntamente algo que nos ayude a sentirnos mejor, nos ayudará pensar en situaciones anteriores en las que sí hemos sido aceptados por ejemplo. Es ahí cuando empezamos a gestar la tercera fase. 

3. Ponernos en marcha y pasar a la acción.

Es hora de tirar de amor propio y ponerse manos a la obra, de empezar a planear nuestro siguiente paso. Una vez analizada la situación, es el momento de trabajar en aquello que esté a nuestro alcance para cambiarla. Uno de los grandes problemas de la infancia moderna es que los pequeños tienen prácticamente todo, de manera inmediata y con un bajísimo nivel de esfuerzo para conseguirlo. Esto es altamente peligroso, pues genera situaciones de frustración y abandono con muchísima facilidad. 

En este aspecto, voy a puntualizar en lo referente al coro. Si realmente hay un interés por participar, si el niño/a en cuestión tiene pasión por cantar, lo mejor que puede hacer es practicar, practicar y practicar, y seguir intentándolo en sucesivas ocasiones, que llegarán. Esa es la manera de ocuparnos en nuestro caso.

Este curso, las pruebas de acceso, incluyen algunos elementos con los que vamos a tratar de comprobar este aspecto: saber qué alumnado siente verdadera pasión por esta actividad y está dispuesto a esforzarse para conseguirlo. Por eso, las pruebas vocales no son las únicas ni definitivas pruebas a superar.

4. Por lo tanto, este sería el cuarto y último paso: trabajar y persistir para conseguir aquello que realmente te apasiona.

Tras el proceso de aceptación del sentimiento de no aceptación, no tiene ninguna utilidad seguir lamentándose a la espera de que alguien se apiade de nosotros y nos saque las castañas del fuego. Es hora de ponerse manos a la obra y trabajar mucho y con ilusión. En este momento, también juegan un papel importante las personas cercanas, que pueden contribuir de forma muy positiva animando y mostrando confianza y seguridad en que podrá conseguir su objetivo.

Todo esfuerzo tiene su recompensa...

3 comentarios:

  1. Una reflexión muy interesante, repleta de sabios consejos y finalizada con una frase muy comentada en el tercer ciclo.

    ResponderEliminar
  2. Hoy hemos tenido la oportunidad de conocerte en persona mi familia y yo, y aunque ya te lo hemos contado, me apetece compartirlo con todos los que te leen, porque casualidades de la vida (o no) esta entrada me hizo querer conocer este colegio Manuel Alonso, y bendita la hora! Me pareció que había detrás un trato muy respetuoso hacia los niños, y este es el tipo de acompañamiento que queríamos para mi hija. Después fuimos a hablar con la directora y el proyecto educativo nos encantó precisamente por esta visión de que para poder aprender es necesario estar en un entorno respetuoso y no de miedos, castigos y amenazas. No podemos estar más agradecidos de que nuestra pequeña, Valentina, con 4 años tenga la suerte de estar con educadores que nos permitan mantener en el colegio la misma crianza respetuosa, por la que apostamos ya muchísimas familias en nuestras casas y nuestras vidas. Esta coherencia en ambos ámbitos es esencial para el equilibrio psicológico de los niños, igual que lo sería para cualquier adulto.
    Muchísimas gracias por los valores que van detrás de todos los proyectos que emprendéis con tanta dedicación y cariño en este cole.
    Y gracias por difundir mensajes en esta línea en tu blog porque nombrarles sus emociones y no minimizarlas o taparlas,ayuda a crecer a nuestros hijos, y a nosotros mismos como padres.
    Un abrazo a todos, y en especial para ti, para la directora María, y para su seño de infantil Ruba.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fue un placer conoceros en persona. Muchas gracias por dejar aquí plasmada vuestra opinión. Particularmente, me alegra mucho que esta entrada haya contribuido a tomar una decisión con la que estáis contentos y satisfechos.
      Seguiremos en contacto y, a vuestra disposición para lo que os pueda ser de utilidad.
      Un saludo.

      Eliminar