martes, 4 de junio de 2019

Versión pedagógica de un acto vandálico.

Si eres asiduo/a a las novedades que van surgiendo en nuestro colegio, el CEIP Manuel Alonso, seguramente estarás al tanto de que, durante el fin de semana de la feria de Alcalá, nuestro Centro sufrió una serie de robos de considerable importancia. 
Material recuperado por la Policía

Aunque la magnífica labor policial, unida a las gestiones por parte de toda la comunidad educativa (encabezada por el equipo directivo) y la colaboración de los vecinos de la zona, consiguieron que se haya podido detener al ladrón y recuperar lo robado, como maestro de a pie, componente del claustro y afectado directo por estos robos, me gustaría dejar aquí reflejado cómo hemos vivido desde dentro este desagradable y despreciable episodio, pues más allá del daño material, que ha sido importante, subyacen una serie de consecuencias que merece la pena tener en cuenta y no dejar pasar por alto.

En primer lugar, y por encima de todo lo demás, está la sensación de desasosiego, e incluso temor, tanto del alumnado como del profesorado, seguramente también de las familias. Sé que los enormes profesionales que hay en este Centro consiguieron minimizar esta sensación entre el alumnado, pero es inevitable que se haya producido. Para los niños/as de las edades que manejamos, no es nada agradable saber que se ha invadido y destrozado uno de sus espacios vitales.

Esto, además, vino acompañado de una, también inevitable, frustración y desilusión al saber que, por ejemplo, no se pudo hacer el ensayo general y la actuación prevista de un teatro musical que alumnado y profesorado llevan casi todo el curso preparando.

También habrá sido complicado explicar a unos niños de 7-8 años que no podían entrar en sus "desvalijadas" clases hasta que llegara la policía a tomar huellas. Como también los profes de Música hemos visto seriamente alteradas nuestras sesiones de esta asignatura.

El coro del colegio, a una semana de su gran actuación final, no pudo ni podrá disponer de su espacio y los materiales habituales de ensayo, entre otras razones, porque algunos muy importantes ya no estaban, y aunque se hayan recuperado, de momento, no se podrán mantener donde estaban, obviamente.

La próxima fiesta de fin de curso estuvo en jaque ante la falta equipo de sonido, para ensayos y para actuación. Esto ahora al menos sigue garantizado sin mayores consecuencias.

De nada sirve un aula de música si no se pueden dejar allí los instrumentos, un salón de usos múltiples sin los elementos que le confieren esa multiplicidad de usos, o unas clases sin sus herramientas básicas como los ordenadores y proyectores que el profesorado usa cada día para realizar y apoyar sus explicaciones.

Quizás, en lo material, la parte que más nos dolió es que, prácticamente todo lo sustraído, se ha ido comprando poco a poco en el propio Centro gracias, principalmente, a la colaboración de las familias, al trabajo de profesorado y alumnado, y a las gestiones de AMPA y Equipo Directivo. Qué difícil digerir una pérdida así, aunque sea material, nos ha costado mucho conseguirlo... a todos nosotros...

La buena noticia es que ha quedado demostrado, otra vez, que tenemos una comunidad educativa extraordinaria y unos vecinos, muchos de ellos usuarios de este Centro, que se han volcado con nosotros. Todo el mundo ha puesto de su parte para subsanar esta "tragedia material y pedagógica". Profesorado, familias y alumnado arrimando el hombro para que la policía haya podido intervenir y este colegio pueda seguir en su lucha constante por una educación de la mejor calidad, a pesar de los vientos y mareas que no lo están poniendo nada fácil.

Mucho más difícil será restaurar el daño emocional. Pues este dolor interno que trae la decepción y el desasosiego tiene unas repercusiones importantes. El escepticismo de la incertidumbre, del temor a que vuelva a ocurrir. La desesperanza y el riesgo a perder las ilusiones porque... nos lo vuelvan a quitar todo...

Por eso precisamente, no podemos dejar que esto vuelva a suceder. Aunque recuperar lo material se haya solucionado tan rápido, gracias al esfuerzo de todas las partes, es del todo necesario que las autoridades correspondientes tomen las medidas necesarias para que esto no pase de nuevo. De nada habrá servido recuperar todo el material si no se corrigen las debilidades del edificio que permitieron el robo. De hecho, no se puede colocar el material recuperado en su sitio hasta que ésto suceda. Lo cual es muy similar a no tenerlo, ciertamente.

No es la primera vez que sucede, pero sí debe ser la última. Habrá que tomar medidas reales y efectivas para blindar, no solo éste, sino todos los centros educativos. Esos lugares, que deberían tener la categoría de sagrados, donde, además de las asignaturas oficiales, todos los días nos esforzamos por inculcar valores como el respeto, la honradez, la honestidad, la sinceridad... y un larguísimo etcétera de valores que son los que han de inundar esta sociedad, para que este tipo de actos no se den, para conseguir una ciudadanía justa y rica en valores positivos, una en la que ninguno de sus integrantes cometa un acto tan ruin como atentar contra uno de los estamentos más básicos: la EDUCACIÓN.
Cartel que figura en el aula de 6º C

Soy de la opinión de que la gente es, en su inmensa mayoría, bondadosa y respetuosa, pero "Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece". Y en este caso, el árbol caído, ha tronchado muchas ilusiones en su caída, y eso es muy doloroso para los que estamos al pie del cañón, docentes y familiares, trabajando con criaturas conformadas esencialmente por ilusión. Queramos o no, este hecho ha dejado una herida.

Nos toca a los adultos, seguir ahí para demostrar que ésto no es lo común ni lo deseable. Trabajar con el ejemplo. Nos toca acabar el curso con la mejor de nuestras caras, mientras exigimos al otro lado (al de las responsabilidades) soluciones reales. Queremos irnos de vacaciones y empezar un nuevo curso en septiembre con la TRANQILIDAD de que nuestros espacios de convivencia y enseñanza no serán invadidos, mancillados, ni desvalijados de nuevo, arremetiendo contra nuestros proyectos, ilusiones y trabajo diario. Ese ingrediente es muy importante para que todo fluya.

Creo que esta comunidad educativa se merece ese esfuerzo, es ahora "el mejor momento" para demostrarlo y hacerlo. Es hora de blindar el colegio con las medidas de seguridad necesarias. Así, seguro, el nuevo curso escolar 2019-20 volverá a empezar cargado de proyectos, ilusiones, esfuerzo y trabajo en equipo para seguir creando una verdadera SOCIEDAD basada en el respeto y la convivencia pacífica.

Un millón de GRACIAS a todas las personas que han hecho posible esta recuperación.
De un maestro damnificado, dolido y devuelto a la ilusión:
Enrique Montaño Cambil.

2 comentarios:

  1. Maravillosa disertación, que bien han explicado por los sentimientos que hemos pasado estos días, todos los que de una forma u otra formamos parte del colegio. Gracias

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