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viernes, 10 de mayo de 2019

Impresionante reto conseguido por el alumnado de 6º C para el mercadillo solidario del curso 2018-19

Cartel de Ignacio Jurado
Recién terminado el mercadillo solidario de este curso, donde parece ser que se han superado por mucho las recaudaciones de la edición anterior, ya podemos hacer un balance de la actividad. 

Por lo que hemos podido ver en los diferentes puestos, queda claro que cada curso ha hecho un derroche de trabajo, originalidad y creatividad para ofrecer productos vistosos, variados y de gran calidad. De hecho, ahí están las ventas corroborando esta afirmación.

En el aula de 6º C se afrontó un doble reto, que sabíamos que nos iba a suponer bastante esfuerzo y trabajo físico los días de mercadillo. Lejos de amedrentarse y, tras la experiencia del proyecto "Panalonso" por una parte, y de las ventas del año anterior por otra, nos propusimos hacer la mayor hornada posible de pan a nuestro alcance y procurar que ningún niño/a se quedara sin su pito de caña.

Para el primer propósito hemos tenido que trabajar muy duro. Cuatro equipos de gestión, cada uno responsable de una hornada, pero toda la clase colaborando en todo el proceso. Me encanta una frase que alguien dijo y que lo definía muy bien: "profe, hemos hecho cuatro grupos, pero al final, todo el mundo está participando en todo". Y esa ha sido la tónica. Todos aportando, todos colaborando. Un único objetivo que requería de la participación de todo el mundo.

6º C haciendo molletes en clase
No resulta nada fácil sacar una producción de 360 molletes artesanos, todos amasados y formados 100% a mano, con los recursos que tenemos en una clase de un colegio público. Para ello, los días de panificación, la clase se ha convertido en un auténtico obrador de panadería en la que todo el mundo ha colaborado codo con codo. No puedo dejar de maravillarme por la excelente maestría con que mis alumnos han sacado adelante este reto: cero problemas, cero conflictos, solo algún que otro juego o despiste durante el trabajo, como si de niños y niñas de 11 y 12 años se tratara, vaya. 

Por otro lado, en el tema de los pitos de caña, también ha sido todo un reto sacar adelante más de 100 de estos trozos de caña, que llevan mucha más tarea de la que en principio puede parecer. Lógicamente, las cañas se han obtenido de lugares autorizados, fuera de la localidad. Y de nuevo hemos hecho un gran trabajo en equipo, como si de una cadena de producción se tratara.

En pleno proceso de elaboración
El resultado, unos beneficios muy por encima de lo que podíamos esperar en un principio y un puesto en el que hemos visto incluso colas para comprar nuestro pan artesano y los pitos, que en su primer día volaron en pocos minutos.

Pero, por encima de todo eso, hemos obtenido un montón de aprendizaje, sobre todo en muchos aspectos difíciles de cuantificar y evaluar, como por ejemplo: la responsabilidad, el compromiso, el hacer las cosas lo mejor posible, el trabajo en equipo y la cooperación como motor de funcionamiento, el valor del esfuerzo y el trabajo, la recompensa, etc, etc, etc. Muchos de estos alumnos/as han aparcado sus tareas escolares para casa, esa parte no se ha perdido de vista en ningún momento, pero se ha concedido prioridad al trabajo más urgente. Seguro que los trabajos pendientes vendrán debidamente terminados en los próximos días de clase.

Por todo ello, primero mis felicitaciones  para un alumnado que ha mostrado su mejor cara ante esta osada idea de hacer tanto pan en tan poco tiempo. Me siento tremendamente orgulloso de ellos. 

Al resto de cursos y profesores, así como al equipo directivo, organizador del evento, también mis felicitaciones por el éxito obtenido.

Por otro lado, agradecer primero al profesorado que ha visto sus clases afectadas por la elaboración del pan, especialmente Manu y Elvira que, como siempre, nos han dado todas las facilidades posibles.

A la AMPA de nuevo, por su colaboración en toda la organización y, en nuestro caso en particular, por facilitarnos las bolsas y ponernos en contacto con Panadería Rogelio, a la que también debemos un agradecimiento especial por facilitarnos y asesorarnos con el uso de la levadura fresca, con la que teníamos menos experiencia. Al igual que Panadería Eulogio, que nos dio también algunas indicaciones valiosas para afrontar con garantías el uso de un ingrediente nuevo para nosotros.

Y por último y no menos importante, a todas las personas que han confiado en nuestro pan comprándolo e incluso esperando en la cola para no quedarse sin su bolsa de molletes. 

Todos estos detalles son los regalos con los que nuestro trabajo y esfuerzo se ve recompensado. El dinero obtenido irá ya camino de Togo (África) para una inmejorable causa. EDUCACIÓN.

Os dejo un enlace a un pequeño álbum de fotos, de mediocre calidad por estar hechas con el móvil, pero que sirven para ver nuestro trabajo. Incluso hay un pequeño vídeo en plena faena.


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