Estoy muy acostumbrado a plasmar en imágenes todo tipo de historias. Me muevo con soltura en el formato vídeo y me gusta trabajar con él, pero, en esta ocasión quiero compartir con todo el mundo un vídeo que, muy por el contrario, no he hecho yo, sino que va dirigido a mí y, por extensión, a las personas que colaboran con el maravilloso proyecto que es el Coro Manuel Alonso.
En estos días de confinamiento, se están produciendo montones de manifestaciones solidarias, está saliendo a relucir lo mejor que las personas llevamos dentro. Ante la adversidad, surge la cooperación, la solidaridad y el amor.
Hace unos días envié un mensaje a mis chicos y chicas del coro para explicarles cómo los echaba de menos y lo que me encantaría volver a verlos. La respuesta no solo ha sido rapidísima, sino que, además, ha sido abrumadora.
Me encantaría simplemente expresar lo afortunado y querido que me he sentido al recibir una sorpresa de este calibre. No tengo suficientes palabras para expresar lo significativo que ha sido para mí (que tampoco llevo nada bien eso de estar encerrado) recibir esta lluvia de emociones positivas que aprecio en cada foto, en cada gesto, en cada dibujo, en cada sonrisa...
A mis chicos y chicas del coro y a sus familias: GRACIAS, GRACIAS y MÁS GRACIAS por este regalazo que he disfrutado enormemente y me ha emocionado muchísimo. Agradecimiento especial para las personas que han coordinado y editado todo este trabajo, pues debe haber sido un follón importante.
Me gustaría ahora compartir este regalo, que llena de positivismo a quien se tome a bien dedicar cuatro minutitos de su confinamiento para entender por qué quiero tanto a mí alumnado, por qué son tan importantes en mi vida, profesional y personal...
Yo también os lanzo un beso redondo, uno de esos besos que te curan y hacen más corto el invierno...
Vuestro profe Enrique Montaño.
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