Así me gusta el "emociograma".

Suele ocurrir así, sin saber muy bien en qué momento preciso, sin tener claro cuándo ocurrirá. Hoy ha sido uno de esos días en que se ha tomado en clase una decisión importante. Uno de esos en que el alumnado decide la línea en que quiere continuar su aprendizaje.

No estaba en mis planes que un proyecto como "Cantagrafía" fuera a tener sucesión en un curso distinto al que lo inauguró, pues no siempre los intereses coinciden en diferentes grupos  de alumnos/as. Pero, por suerte, este grupo ya conocía el proyecto y, al contar con la ventaja de que pueden ver los productos finales, también pueden tener más claro en qué consiste.

"Cantagrafía" es un proyecto que me encantó, y jamás pensé que mi nuevo grupo de alumnos quisiera heredarlo y volverlo a poner en marcha con tanta ilusión. Cual ha sido mi sorpresa cuando, en la mañana de la publicación de esta entrada, me han manifestado su unánime interés en el proyecto. 

Me alegra enormemente que este nuevo grupo de alumnos y alumnas acepte el reto de poner música a las reglas de ortografía. Que acepte el reto de manejar a la vez el lenguaje, la poesía, la métrica y la música como elementos que se combinan para transmitir una información abstracta que, así, luego será más fácil de recordar. 

Esta decisión, tomada por consenso, ha sido el detonante para poner el "emociograma" (o tablero de las emociones) como debería ser en todo proceso de aprendizaje, impregnado de ilusión y emoción. Todo ello a sabiendas de que habrá momentos complicados en los que nos comprometemos a no tirar la toalla, a seguir trabajando duro para conseguir nuestro objetivo.

Mi más sincera ENHORABUENA a los chicos y chicas de mi tutoría, a la vez que mi agradecimiento por retomar un proyecto que tanto me gusta.

Si aún no conoces el proyecto, puedes ver todos los vídeos pinchando AQUÍ.