La primera vez que pensamos en hacer esta pieza musical, creo que nadie se podía imaginar que quedara así de bien. El secreto, de nuevo, vuelve a estar en las colaboraciones. Por supuesto que la Orquesta en su conjunto brinda un marco excepcional para que nuestros solistas puedan relucir como fantásticos instrumentistas que son, pero ese toque de calidad, esas melodías imposibles, esos contrapuntos al borde del virtuosismo son ya un capítulo aparte.
Ya en el concierto presenté a nuestro amigo Francisco Miguel (viola solista) como se merece, el más veterano de nuestra Orquesta ha alcanzado un nivel de perfección con su instrumento que le harán llegar lejos si se lo propone. Acompañado por otra viola de lujo en manos de Adrián, ambos arropados por las demás violas y violines (un fuerte abrazo para Lydia, que siempre ha estado ahí dándolo todo, al pie del cañón).
En los vientos, Salvador y Jesús hacen que la melodía principal cobre fuerza y sentido (alucino cuando veo los dedos de Jesús a la flauta dulce, son unos "cracks"). Sin dejarnos atrás a Marta. Que bonita suena esa flauta travesera, y que seguridad y aplomo. Los tres son de esas personas en las que puedes confiar sobre el escenario, porque sabes que no te fallarán.
Y ya para colmo, ese toque de elegancia y distinción que nos proporciona Lola con su Chelo. Que presencia en el escenario y, sobre todo, que profesionalidad. No sé cuantas horas tuvimos a Lola sentada en una silla sosteniendo el instrumento (y tocando, claro), entre una larguísima prueba de sonido y tres pases largos de concierto. Ya al final se le notaba la cara de agotamiento, pero su respuesta siempre ha sido una bonita sonrisa. Gracias Lola, un millón de gracias, y mucha suerte.
Por su parte, las colaboraciones (Miguel, Ezequiel y Esther) terminan de completar un plantel de colaboradores que hacen posible que temas como este, en manos de un grupo inmenso de niños y niñas, suene ¡¡¡ESPECTACULAR!!!
No puedo dejar de felicitar a mis percusionistas, pues han hecho un trabajo sensacional, pero para ellos me reservo el último capítulo.
No puedo dejar de felicitar a mis percusionistas, pues han hecho un trabajo sensacional, pero para ellos me reservo el último capítulo.
A las pruebas me remito.
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