En los últimos meses se ha vuelto a avivar la polémica sobre el tema de los deberes escolares que tienen los niños y niñas en España. Incluso se ha iniciado una campaña de recogida de firmas por una racionalización de los deberes en el sistema educativo español (enlace).
Como docente que soy, me encuentro siempre en el ojo de mira ante semejante encrucijada, pues es a los docentes a los primeros que se culpabiliza de esta situación.
Vaya por delante que estoy totalmente de acuerdo con esta campaña, (ya firmé hace algún tiempo) pues además de haber leído mucho sobre el tema, he podido comprobar in situ cómo el número de deberes que realizan los alumnos/as, no está relacionado con su rendimiento académico, bueno sí, pero no en el sentido deseado. No cabe duda de que algunas actividades no se pueden hacer en clase por cuestiones organizativas, otras por los materiales que requieren o por la ausencia de recursos del propio sistema, que no deja de tener grandes carencias en este aspecto. Incluso podemos entender y aceptar que reforzar algunos conceptos explicados en clase, tampoco viene mal. Sin embargo, el exceso de actividades repetitivas tiene un claro efecto contrario al esperado, pues el alumno tiene que dedicar mucho tiempo a una actividad que no disfruta y le produce cansancio, ansiedad, agotamiento psicológico y un largo etcétera de efectos contrarios a los esperados con este tipo de tarea.
¿Qué dicen los expertos?
A pesar de que hay cada vez más estudios sobre el tema, no existe una certeza clara de la conveniencia de los deberes. Sí que hay estudios que evidencian que en algunos de los países con mayor índice de trabajo extraescolar, el rendimiento está por debajo de la media, como es el caso de España, donde los resultados se sitúan en bastante mal lugar.
Lo que resulta evidente, y eso lo pueden corroborar las familias, es que a mayor carga de trabajo, más fatigados se encuentran los niños/as, menos motivados están hacia la escuela, más conflictos familiares surgen a cuenta de los deberes, menor ilusión por la tarea que "se tiene que hacer".
Entonces, ¿deberes si o no?.
Hay todo tipo de opiniones al respecto. Desde los que abogan por la ausencia total de deberes hasta el caso contrario de gente que sigue pensando que son estrictamente necesarios. Yo, como profesional de la enseñanza procuro utilizar el sentido común. La tarea (que no deberes) puede ser interesante y beneficiosa siempre que se aplique con una lógica, relacionada con los intereses del alumnado y dentro de unos límites razonables. En este sentido habría que tener muy en cuenta la etapa educativa, pues si bien parece claro que algo de tarea fuera del horario lectivo es beneficiosa en cursos superiores (a partir de secundaria) no lo es en Primaria, y mucho menos en Infantil, pues suele causar el principio de beneficios menguantes, es decir, a más tarea, menor rendimiento.
Las conclusiones que yo personalmente he ido sacando y los principios por los que nos regimos en clase en estos momentos son los siguientes:
- En la dinámica de trabajo diario en clase los alumnos/as disponen de tiempo suficiente para realizar el grueso del trabajo que se le asigna, (algunos deciden conversar o dibujar en lugar de trabajar a sabiendas de que eso les costará tener trabajo para casa).
- Hay tarea obligatoria y tarea voluntaria para los que desean hacer más porque así se sienten más seguros o les gusta determinados trabajos (siempre teniendo en cuenta la no sobrecarga de trabajo).
- La tarea que se manda explícitamente para casa suele ser trabajo de investigación o búsqueda, trabajo manipulativo o trabajo creativo.
- Concedo mayor importancia a la conciliación familiar que a la realización de la tarea, igualmente dentro de una lógica, pues también es importante que en los niveles superiores (5º y 6º) los alumnos vayan comprendiendo cuáles son sus obligaciones y se responsabilicen de ellas.
- Se busca una autonomía progresiva que vaya desvinculando poco a poco la necesidad de ayuda familiar, para que el niño/a vaya afrontando también las dificultares y generando estrategias para superarlas.
- El trabajo en el aula es la base principal y el lugar básico del aprendizaje académico, así como el sitio donde se pueden resolver todas las dudas. SIEMPRE se dedica el tiempo necesario para ésto.
Los "otros deberes". No todo es escuela.
Quizás la razón por la que se está PERDIENDO la infancia no es cosa sólo de la escuela. Además, hoy en día los niños/as cada vez tienen más actividades regladas dirigidas por adultos y que no permiten la experimentación, ni la resolución de conflictos, ni la creatividad, ni un larguísimo etc. Me refiero a las actividades extraescolares. A los adultos se nos están olvidando las necesidades básicas de los niños y niñas en pro de esa obsesión por los resultados, por responder a las exigencias del sistema educativo o buscando la preparación (cada vez más temprana) para no se sabe muy bien qué, pues también hay estudios que confirman que obtiene más éxito en la vida una persona con una buena inteligencia emocional que otra con un gran currículum y sin este tipo de habilidad que, por supuesto, es en las relaciones entre iguales y en el juego espontáneo donde mejor se desarrolla.
Quizás la razón por la que se está PERDIENDO la infancia no es cosa sólo de la escuela. Además, hoy en día los niños/as cada vez tienen más actividades regladas dirigidas por adultos y que no permiten la experimentación, ni la resolución de conflictos, ni la creatividad, ni un larguísimo etc. Me refiero a las actividades extraescolares. A los adultos se nos están olvidando las necesidades básicas de los niños y niñas en pro de esa obsesión por los resultados, por responder a las exigencias del sistema educativo o buscando la preparación (cada vez más temprana) para no se sabe muy bien qué, pues también hay estudios que confirman que obtiene más éxito en la vida una persona con una buena inteligencia emocional que otra con un gran currículum y sin este tipo de habilidad que, por supuesto, es en las relaciones entre iguales y en el juego espontáneo donde mejor se desarrolla.
Para terminar...
Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a las familias para que abandonen esa carrera a ciegas en pro de los resultados y se esfuercen de verdad por ofrecer a sus hijos/as aquello que realmente les va a servir para conseguir la felicidad: su tiempo, su amor, su compañía emocional, da verdadera lástima ver cómo los niños reclaman una y otra vez a sus seres queridos de referencia, que aun físicamente presente, no están con ellos, no se están dedicando a ellos.
Incluso la Neurociencia Cognitiva está alertando de este problema y lanzando mensajes claros a familias y educadores. Hay que ofrecer entornos naturales y la posibilidad de experimentación y juego sin la supervisión permanente de los adultos. Es en ese medio natural donde realmente se inician los verdaderos aprendizajes importantes, donde se descubre la curiosidad innata del ser humano y donde sale a flote el verdadero niño y su esencia.
No olvidemos que la infancia es la etapa más maravillosa de nuestra existencia y que, una vez pasa, no vuelve más...
Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a las familias para que abandonen esa carrera a ciegas en pro de los resultados y se esfuercen de verdad por ofrecer a sus hijos/as aquello que realmente les va a servir para conseguir la felicidad: su tiempo, su amor, su compañía emocional, da verdadera lástima ver cómo los niños reclaman una y otra vez a sus seres queridos de referencia, que aun físicamente presente, no están con ellos, no se están dedicando a ellos.
Incluso la Neurociencia Cognitiva está alertando de este problema y lanzando mensajes claros a familias y educadores. Hay que ofrecer entornos naturales y la posibilidad de experimentación y juego sin la supervisión permanente de los adultos. Es en ese medio natural donde realmente se inician los verdaderos aprendizajes importantes, donde se descubre la curiosidad innata del ser humano y donde sale a flote el verdadero niño y su esencia.
No olvidemos que la infancia es la etapa más maravillosa de nuestra existencia y que, una vez pasa, no vuelve más...
Por fin os dejo el vídeo que ha promovido esta entrada.
Para más información, algunos enlaces interesantes sobre el tema.
- Los niños aprenden la inteligencia emocional en la vida real (Daniel Goleman, entrevista)
- Informe PISA: los alumnos españoles hacen demasiados deberes pero no sirve para nada
- Francesco Tonucci: «Los deberes son una equivocación pedagógica y un abuso»
- “Es ridículo atosigar a los niños con exámenes y notas”
- Lo que los deberes han conseguido
- 'Los niños en España tienen muchos deberes y deberían jugar más'
- ¿Son necesarios los deberes?
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarTengo tres niñas, una de 15 años, otra de 11 y la pequeña de 8. Desde que yo recuerdo nunca me he tenido que sentar con ellas para hacer los deberes, cosa de la que me siento orgullosa. Nunca hasta este año que mi hija pequeña, Valeria, no tiene tiempo por las tardes ni para merendar. Casi a diario me tengo que sentar a su lado para dictarle los enunciados de la cantidad de tareas que tiene para que le de tiempo a terminar, algo que es totalmente contraproducente por diversos motivos, se está acostumbrando a no hacer sus cosas sola (siempre fue muy autónoma), la letra va de mal en peor y, lo que es peor, está totalmente desmotivada, por no hablar de los llantos continuos porque no puede jugar y el bloqueo constante a la hora de ponerse y al verse tan saturada no saber por donde empezar.
Cuando vi el vídeo, antes de que terminara ya sabía quien era la persona anónima, porque lo estamos viviendo en casa. Pero lo que más me sorprendió es que mi hija mayor, sin saber de que iba, lo vio y también lo adivinó antes de terminar, está claro que no solo lo sufre Valeria y sus padres, sus hermanas también.
Por cierto, ni Alba con 15 años (4º de ESO), ni Julia con 11, están tantas horas sentadas delante de los libros como Valeria, y ambas tienen muy buen expediente académico hasta ahora.
Gracias por contarnos tu experiencia, Concha.
ResponderEliminarLamentablemente o afortunadamente (según se mire), la experiencia de tus hijas dependerá de las personas que en cada curso le toquen. Eso tiene sus ventajas e inconvenientes, claro. El objetivo de esta entrada es que tanto familias, como alumnado como profesorado tengan claro lo que es razonable y saludable. Yo invito a las familias a conversar con los tutores y tutoras de sus hijos/as y buscar la fórmula que mejor se adapte a cada niño/a. Por suerte todos somos diferentes y las necesidades personales, también lo son.
Gracias.